jueves, 10 de noviembre de 2011

SÓCRATES: La virtud del sabio que no sabía nada

"Os diré que no dejéis pasar ni un día sin discutir las cosas, sobre las cuales me escucháis hablar, pues una vida sin este tipo de examen, no merece la pena vivirla". - Sócrates (470 - 399 a.C.)

Este individuo llamado Sócrates (Swkraths), fue un hombre ejemplar pese a ser increíblemente feo, ya que siendo los griegos grandes admiradores de la belleza, con Sócrates se rompía este esquema tradicional de belleza, en la que medida y proporción quedaban de lado.

Por otra parte, Sócrates fue considerado como uno de los más grandes sabios de la filosofía universal, pues bien hizo Nietzsche al decir "mientras otros pueblos tienen santos, los griegos tienen sabios" y Sócrates no fue para nada la excepción, recordemos pues, que no solo fue maestro de Platón, sino también de Euclides, Fedón, Critón, Jenofonte, Antístenes y Aristipo, solo por mencionar a los más destacados.

A Sócrates no le importaba su apariencia, ni su aspecto, pues solía caminar descalzo por la plaza de Atenas y a menudo iba vestido con una túnica sucia, lo único que le importaba y preocupaba a Sócrates era el conocimiento y la vida del hombre. Pero analicemos algunos detalles más de su vida.

Sócrates nació en la Antigua Atenas, en el año 470 a.C. cuya época fue gloriosa y a su vez la más espléndida dentro de la historia de Grecia. Su madre llamada Fainarate Fainareth, fue partera, de la cual Sócrates aprendería su técnica de la "mayéutica", y su padre llamado Sofronísco, era cantero y algunos dicen que fue escultor.

Sócrates tenía poco dinero y nunca se esforzó demasiado por poseer más. De joven tuvo un espléndido razonamiento, el cual fue cultivando poco a poco, pues de alguna u otra forma, no estaba conforme con las cosas que otros le decían y deseaba siempre buscar el conocimiento por sí mismo. Así fue como llegó a escuchar en su juventud al clazomene Anaxágoras, a Crátilo - tío de Platón -, a Parménides y a una mujer llamada Diótima, de quién se dice le enseñó cosas acerca del amor. Aunque los escuchó y aprendió de ellos algunas cosas, nunca los consideró "maestros", solo rescató las mejores enseñanzas y las trató de aplicar de manera personal a su vida. Ahora, para ser más explícitos con la investigación, se sabe que sí concibió como maestro al filósofo Arquelao, quien  enseñó muchas cosas al joven Sócrates sobre cuestiones morales y conocimientos amplios de la física.

Ya alcanzando cierta edad madura, dedicó su vida a la polémica y a la enseñanza pública, no cobrando nada por compartir sus conocimientos. Sócrates se casó con una mujer llamada Xantipa (cantipa), la cual era bastante joven y tenía un carácter insoportable, además de ser insolente y agresiva. Pese a ello, fue la madre de sus tres hijos: Lampocles, Sofronisco y Menexeno. Algunos textos griegos narran que era tan fuerte de carácter que Sócrates aprendió sobre la paciencia, gracias a ella. Nietzsche dirá en el siglo XIX, con su acostumbrada malicia, que fue Xantipa quien convirtió a Sócrates en el mayor dialéctico de Atenas, pues al hacer irrespirable el ambiente hogareño, lo indujo a caminar todo el tiempo dialogando con las personas por las calles de Atenas. Ya en los últimos años de Sócrates, esto cambió y Xantipa lo trataba de manera amorosa.

Sin embargo, fue en las plazas públicas, las tiendas de los artesanos o en la caminata con sus amigos donde Sócrates siempre gustaba de filosofar, sobre todo iba haciendo preguntas a cuantas personas veía, pues quería conocer cómo pensaban las personas acerca de las cosas que elevan la vida, como son la justicia, la virtud, el valor, la belleza, con lo cual ganaba la simpatía de muchos jóvenes, que con el tiempo pasaron a ser sus discípulos, aunque Sócrates nunca los consideró discípulos, sino acostumbraba a llamarlos mis buenos amigos.

Lo que hacía Sócrates era lanzar preguntas y buscar sus respuestas, para que a través del diálogo fluido, lleguen a encontrar la verdad.

Además para Sócrates, los valores éticos y la virtud debían tener un fundamento absoluto, ajeno a las circunstancias y ser accesible a la razón. La diferencia del pensamiento de Sócrates con otros sabios de la época - como "los sofistas" - radica en que él rechazó la retórica, la cual era conocida como "el arte de hablar bien, de dar al lenguaje escrito o hablado bastante eficacia para deleitar, persuadir y conmover a las personas". Y el otro punto era porque los sofistas estaban acostumbrados a cobrar por enseñar y Sócrates siempre decía que el conocimiento no tiene precio, pues se enseña para aprender y compartir, no para lucrar.

Y para desmentir la enseñanza de los sofistas, Sócrates inventó un método llamado Mayéutica, con la cual se puede encontrar la verdad que existe en la mente de cada interlocutor. Esto lo hizo estableciendo unos "diálogos" (las cuales se encuentran en las obras de Platón y en la obra socrática de Jenofonte), en los cuales examinó las contradicciones de sus discípulos y de las personas que conversaban con él. Incluso existe una pequeña anécdota donde Sócrates se encontraba como invitado en una cena y demuestra a un joven muy bello que él es más hermoso que aquel joven. Esto es así:

El Joven: "¡Oh Sócrates! Me dicen que eres el hombre más sabio de toda Atenas, pues bien, yo soy el más bello de toda la polis."

Sócrates: "Yo no soy el hombre más sabio de toda Atenas, pero quizá sea el más bello, incluso más que tú."

(Todos rieron)

El Joven: "¿Así? y dime ¿Cómo un hombre bajito, con una enorme barriga y de aspecto sucio sería más bello que yo?"

Sócrates respondió: "Mis ojos, deben ser más hermosos porque son saltones y por lo tanto veo mejor; mis orejas son más grandes que las tuyas, por lo que puedo escuchar a mayor distancia que tú, y por la misma regla de tres, mi nariz debe es más bella que la tuya, porque tengo unos orificios muy grandes y así puedo absorber más aromas que tú, lo cual se concluye, que si tengo muchas cosas mejor aventajadas que tú, soy más bello que tú."

Entonces todos callaron y dieron a Sócrates la razón.

Fue así como Sócrates empleaba la inteligencia, pues era típico de este individuo, examinar el mundo empleando solamente la lógica y la razón. Sócrates dijo: "Debéis tomar cada decisión atendiendo a tu entendimiento sobre lo que es bueno y lo que no es bueno, sobre lo que es correcto y lo que es incorrecto".  Para Sócrates, su libertad de pensamiento era primordial, como lo debe ser para todos nosotros, pero esto le traería problemas más adelante, como a todo aquel que intenta ser libre en pensamiento.

Fue así como en el año 399 a.C. Sócrates fue acusado de inconformismo por la religión de su ciudad, tal como lo diría Spinoza en una de sus cartas a W. Blynenbergh: “Sucede siempre que los hombres racionales son odiados por los hombres que siguen una religión, porque los hombres de la religión saben que nunca podrán engañar a los hombres racionales y pensantes”. Pero también acusaron a Sócrates de corromper a la juventud con sus enseñanzas, pues decían que estaba mal que Sócrates enseñara a los jóvenes a tomar actitudes rebeldes en sus hogares, ya que de ese modo no acatarían la creencia en sus dioses y no harían caso a las leyes. Pero sabemos que esto no era así, Sócrates lo único que enseñaba era a pensar por sí mismos, porque el conocimiento era indispensable para todo hombre de bien, recordemos que dijo: "Solo hay un bien, el conocimiento y solo hay un mal, la ignorancia."

Sucede que Sócrates era también un crítico del pensamiento y a sus conciudadanos los criticaba públicamente de tomarse como “ciertas”, las tradiciones de la vida ateniense. Además solía criticar la mal labor política de sus legisladores. Fue por eso que fue arrestado por orden de la asamblea, acusado de cuestionar la religión del estado y de corromper la mente de los jóvenes en la ciudad. Además, algunos decían que Sócrates solía decir a menudo que poseía un Daimon (Daimon), lo cual significa "genio" en la acepción griega y no "demonio" como los hebreos lo entienden. Este daimon era una voz interior que decía a Sócrates lo que no debía de hacer. A su vez, Sócrates aprendió del oráculo de Delphos, una valiosa enseñanza que estaba escrita en una de las paredes del templo y decía gnothi seauton "Gnothi Seautón" (Conócete a tí mismo). Esto fue lo que trató de enseñar y aplicar a su vida. Es más, cuando las personas decían que Sócrates se creía un "sabelotodo", él decía todo lo contrario que precisamente reconocía que no sabe nada, pero eso era precisamente lo que le hacía más sabio. El  En oida oti ouden oida, "Solo sé que nada sé" era la clave de su sabiduría.

Por estos motivos fue llevado a la corte y lo consideraron culpable, condenándole a muerte, aunque Sócrates reaccionó con calma y serenidad, lo cual sorprendió al jurado ateniense de no oponerse a las leyes, pues Sócrates tenía algo muy en claro, que un hombre debe morir siendo leales a los principios de la razón.

Durante sus últimos días en la celda, sus amigos, su esposa y sus hijos lo visitaron y cuando llegó el momento  de beber la cicuta, Sócrates se dirigió a tomar un baño y dijo: "Está llegando la hora, en otras palabras, debo tomar un baño, pues prefiero lavarme antes de beber el veneno, para que así las mujeres, no tengan que molestarse en bañarme para cuando esté muerto" y luego de tomar la cicuta dijo: "Bien, es hora de marcharme, yo debo morir y vosotros vivir, pero solo el cielo sabe, quién de nosotros tiene el futuro más abierto." Luego de ello, todo el mundo echó a llorar y Sócrates recostado sobre la cama, al ver que todos rompieron en llanto y él no, dijo: "Realmente amigos míos menuda manera de comportaros, pues me han dicho que uno debe morir en profundo silencio. Calmaos y sed valientes", entonces al poco momento, el veneno empezó a surtir efecto y Sócrates poco a poco murió.

Sócrates fallece a los 70 años de edad en el año 399 a.C.

Sócrates, fue el ejemplo de cómo debe vivir un buen ciudadano y también enseñó cómo debe morir un guerrero, pero un guerrero de la razón. Quizá la lección más valiosa que dejó Sócrates, fue la de ser crítico y a su vez un autocrítico. Recordemos esto pues y tratemos de seguir este tipo de ejemplos, el de grandes hombres y sobre todo, el de hombres racionales.

Debemos estar agradecidos pues, porque hombres como los sabios griegos, fueron los que nos enseñaron a pensar y reflexionar acerca del mundo en el cual vivimos ¡Gracias Sócrates!


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