lunes, 29 de agosto de 2011

EMPIRISMO: Síntesis entre John Locke y David Hume

Sabemos que al tratar sobre el Empirismo, no podemos dejar de lado a filósofos como John Locke, el obispo George Berkeley y David Hume, quizás estos tres tienen distintas connotaciones y concepciones filosóficas con respecto a sus teorías, pero trataré en lo posible de realizar un pequeño análisis basándome en las diferencias que existen entre el filósofo J. Locke y David Hume. En otro artículo trataré sobre el obispo Berkeley.
Pues bien, primeramente empecemos por explicar que el término EMPIRISMO proviene del griego έμπειρία (empeiria), cuya traducción al latín es “experientia”, de donde deriva la palabra experiencia. Ahora si pasemos al tema en sí.
El Empirismo en la filosofía nace con John Locke pues él se encargó de establecer un principio, el cual es: “todo conocimiento viene a través de la experiencia”. Locke llegó a este principio luego de haber negado las ideas innatas, que como bien sabemos, el innatismo es la doctrina según la cual algunos conocimientos (o todo el conocimiento) son innatos, es decir, no fueron adquiridos por experiencia, sino que ya nacimos sabiéndolos (o determinados a adquirirlos). Pero ¿qué era lo que se proponía Locke? Simplemente quería establecer un buen razonamiento y fundar el conocimiento por sí mismo. Recordemos que la cuestión aquí no es el de investigar lo que son las cosas, sino más bien la manera de cómo uno puede llegar a conocerlas, para lo cual, solamente puede llegar a realizarse a través de las ideas.
Se concibe aquí que las ideas son las representaciones mentales de un objeto. Sin embargo, Locke sostenía que las ideas solo pueden venir o provenir de la sensibilidad, con lo cual niega las ideas innatas. Pero para que Locke pueda negar las ideas innatas, parte del principio innatista, aquel que dice “que todos los hombres poseen tales ideas porque hay un consenso universal entre todos los hombres”. Sabemos bien que esto no puede venir de la experiencia puesto que no hay experiencia universal, más bien, estos principios deben estar en la mente de cada uno de los individuos de un modo innato per se. Además Locke también afirma que no existe tal universalidad, puesto que los niños y las personas con deficiencias mentales no conocen el principio de identidad o contradicción, por lo tanto, no todo el mundo posee esas ideas. También enfatiza que no existen “principios morales universales”, razón por la cual, la idea de “dios” NO ES UNIVERSAL, pues existen pueblos y culturas que se comportan de manera contraria a otros y mucho más, pues existen otros pueblos que ni conocen a “dios” (hago la aclaración que se está hablando de la idea del "dios" bíblico) como muchas de las tribus del Africa profunda.
También vemos que Locke rompe con la tesis establecida por otros autores que sustentan una tesis contraria, pues siempre afirma que los principios universales no pueden surgir de la experiencia sensible, pues esta es particular y tampoco son fruto de la reflexión, ya que son evidentes e inmediatos. Por lo que termina diciendo que simplemente no lo tenemos.

Por su parte tenemos a David Hume quien se encarga de ridiculizar la postura de Locke al negar el conocimiento universal de la realidad. El filósofo Hume llega a esta conclusión a partir de su critica a la noción de causalidad, pues sostiene que la causalidad es fruto de la costumbre y no de una verdadera necesidad. Además, el principio de causalidad establece que “todo efecto tiene una causa que lo ha producido”, de donde se puede deducir fácilmente que la causa debe entenderse como la conexión necesaria entre la causa y el efecto. Para el filósofo Hume todo efecto sigue necesariamente a una causa, la cual muchas veces es indemostrable y para lo cual también, coloca el conocidísimo ejemplo de las “bolas de billar”.
Pues bien, la causalidad viene a ser una relación mental, motivo por el cual suponemos que existe una conexión – necesaria - entre dos elementos al observar la cercanía, la prioridad de uno sobre otro y la acción del primero. Esto lleva a pensar a Hume que la causalidad no procede de la experiencia, sino que es aportado por la mente, por lo tanto viene a ser una mera creencia.
Hume sigue explicando su teoría y sostiene además que cuando nos acostumbramos a ver que dos acontecimientos se siguen, pues vemos que “uno está constantemente relacionado con el otro”. Es por ello que Hume piensa que es el hábito o la costumbre de ver sucederse dos fenómenos, lo cual nos lleva a creer que uno es causa del otro y que su relación de conexión es sí o sí necesaria. Recordemos además que la causalidad y cualquier tipo de inferencia empírica basado en ella, quedan reducidos a meras formas de asociación de ideas, las cuales están basadas en el hábito y la creencia injustificada de que volverá a repetirse. Esto considera el filósofo que sucede a menudo. Es así como Hume dice que cualquier inducción se basa en el principio de uniformidad de la naturaleza, pero debemos reconocer a su vez, que ese supuesto es también una inferencia empírica del pasado al presente, con lo que la justificación de la inducción es circular y por lo tanto, imposible. Entonces, siendo “la causalidad” la base de todas las investigaciones posteriores de la razón, es lógico pensar que todas las demás sean también puestas en tela de juicio, ya que sin la noción de causalidad, la existencia de las sustancias, en este caso las de Descartes, queda o quedaría como algo indemostrable y esto generaría graves problemas al pensamiento.
En síntesis, estos tres aspectos son los que más rescato entre Locke y Hume son los siguientes:
1. Para Locke, la noción de “idea” es todo lo que hay en la mente.
2. Para Hume, la noción de “idea” son las imágenes debilitadas de las impresiones.
3. Ahora bien, siguiendo a Descartes, Locke llamó “ideas” a todo lo que se ofrece a la percepción interna, es decir a todo contenido de conciencia. Mientras Hume lo llama “percepción”. Lo cual podría ser el término más genérico que podemos utilizar para referirnos a lo que se encuentra en la mente, pues en este sentido son ideas los pensamientos, las sensaciones, los recuerdos, las fantasías, pero también los deseos, los sentimientos y las emociones. Empero, Hume aplica al término “idea” un significado más restringido, pues considera también como a todo lo que encontramos en la mente, pues a esto lo llama percepción y divide a éstas en impresiones e ideas. Las ideas son las imágenes debilitadas de las impresiones, como cuando pensamos, imaginamos o recordamos.

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